A veces no encontramos sentido a las situaciones difíciles a las que nos enfrentamos y en ocasiones les consideramos como castigo. Sin embargo la calve para alcanzar el éxito en medio de la tormenta se encuentra dentro de nuestra forma de disfrutar lo que poseemos y no encerrarnos en lamentar lo que hemos perdido.
Es la actitud positiva que tomemos, la llave que nos permitirá sacar ventaja de las limitaciones.
Porque decimos que no todo viene para mal?
Te contaremos una historia para que comprendas mejor. En principio, Sabes algo acerca de Louis Braille?
A los tres años de edad sufrió un accidente que le privó de la vista: trataba de imitar la labor de su padre en el taller familiar de talabartería y se dañó uno de los ojos con el punzón que utilizaba para perforar el cuero. Algún tiempo después, el ojo enfermo infectó el ojo sano y el pequeño Louis perdió la vista para siempre. A pesar de su deficiencia física, Braille asistió durante dos años a la escuela de su localidad natal, y aunque demostró ser uno de los alumnos más aventajados, su familia creyó que el muchacho nunca podría aprender a leer y escribir, ni acceder a través de la educación a un prometedor futuro.
Cuando cumplió los diez años ingresó en la escuela para chicos ciegos de París, una de las primeras instituciones especializadas en este campo que se inauguraron en todo el mundo. Las condiciones del centro eran muy duras; se imponía a los alumnos una severa disciplina que, sin embargo, no amedrentó el fuerte carácter del joven Braille. En el centro, los pupilos aprendían algunos oficios sencillos y recibían la mayor parte de su instrucción de forma oral.
El joven Louis Braille, que había conseguido avanzar notablemente en sus estudios y desarrollar un considerable talento para la música, percibió inmediatamente que las posibilidades del Sonography para la educación de invidentes pasaban por simplificar el sistema aportado por Barbier. En los meses siguientes experimentó con diferentes posibilidades y combinaciones hasta que encontró una solución idónea para reproducir la fonética básica que sólo requería la utilización de seis puntos en relieve. Continuó trabajando varios años más en el perfeccionamiento del sistema y desarrolló códigos diferentes para la enseñanza de materias como la música y las matemáticas.
Existieron reticencias entre los docentes sobre la utilidad del sistema, y un profesor de la escuela llegó incluso a prohibir a los chicos su aprendizaje. Afortunadamente, el veto causó un efecto alentador entre los alumnos, que, a escondidas, se esmeraban por estudiar las composiciones de puntos ideadas por su compañero Louis y descubrían que no sólo eran capaces de leer textos sino también de escribirlos ellos mismos con un simple método de fabricación de puntos en relieve.
Por primera vez las personas ciegas disfrutaban de una autonomía que hasta entonces les había sido vedada. Braille se convirtió en profesor de la escuela y se ganó la admiración de todos sus alumnos.
Como consecuencia de lo ocurrido a Louis Braille hoy debemos que las personas ciegas puedan leer y escribir sin dificultades… Gracias a Dios por la sabiduría dada a personas como Louis que no se rinden y dejan grandes aportes a la humanidad.